La epidermis contiene aproximadamente 50 mil células/mm2 que bajo las condiciones normales se renuevan a cada 28 días.
La capa córnea, su capa más externa, es el elemento principal que protege de la pérdida de agua y electrólitos y a la vez previene contra la entrada de microorganismos, sustancias tóxicas y la radiación ultravioleta.
Las glándulas sebáceas producen el sebum y tienen un papel en la modulación hormonal e inmunológica de la piel, respondiendo a distintos estímulos hormonales y ambientales. Su disfunción está relacionada a enfermedades de la piel como acné o rosacea, ya que esta disfunción se relaciona con el aumento de la producción de sebum y produce un micro-ambiente favorable al crecimiento de bacterias.
La piel está en constante exposición al medio externo, como la polución y restos de maquillaje, que pueden acumularse sobre la piel. Este acúmulo de sustancias enflaquece la función barrera, induce una cascada de sustancias pro-inflamatorias, aumenta la producción de sebo, disminuye el contenido de vitamina E y altera la microbiota de la piel. Como efecto visible produce envejecimiento precoz de la piel, hiperpigmentaciones y acné.
Mantener la piel limpia, hidratada y protegida del sol, con una rutina básica diaria y la limpieza profesional esporádica ayuda a mantener sus funciones equilibradas y retrasar los signos de envejecimiento.