El poro es el orificio en la piel donde sale el pelo y la glándula sebácea. Es algo normal que es parte de nuestra anatomía y necesario para que el sudor y sebo alcance la superficie de la piel. Su tamaño y apariencia cambian de persona a persona y están relacionados a factores genéticos, hormonales y edad.
Pueden ser considerados un problema cosmético cuando se dilatan y se vuelven más visibles, y muchos pacientes buscan mejorar la textura y obtener una apariencia más homogénea de la piel. Su apariencia más dilatada se asocia a factores como edad por la flacidez y pérdida de elasticidad, la mayor producción de sebo, como suele ocurrir en hombres o en personas con piel grasa, entre otros factores.
A pesar de que los poros no se pueden cerrar ya que es una estructura anatómica normal, es posible mejorar es aspecto óptico de su tamaño a través de distintos tratamientos. El objetivo de estos tratamientos es diminuir la producción de sebo, rejuvenecer la piel y/o disminuir el tamaño del pelo. La limpieza profunda constante, peelings químicos, láser y cremas médicas que exfolian y regulan la producción de sebo suelen ser útiles.
La limpieza con exfoliación puede hacer que el poro sea menos visible, ya que favorece la renovación celular, mejorando la textura y dejando la piel más luminosa. Se recomienda una limpieza profesional profunda una vez al mes además de la rutina diaria de limpieza facial dos veces al día.
Los peelings químicos también son capaces de exfoliar y mejorar la textura, y también ayudar a regular la glándula sebácea. El microneedling así como láseres también favorecen la renovación celular y estimulan la reparación, además de rejuvenecer y estimular la producción de colágeno, mejorando la flacidez. Cuanto a skincare, tratamientos con sustancias como ácido retinoico o retinol, ácido salicílico y ácido glicólico pueden ayudar a controlar el sebo y eliminar las células muertas.